Fotodiario. Las cosas que en casa me esperan nunca desesperan.

Les gusta estar ahí, sin recoger. Sentirse vivas. Relacionarse. Sábanas enroscadas con mantas, tazas de porcelana presumiendo ante las de plástico. Los vasos y sus restos de zumo. Esa evaporación lenta. Ese amor que se muere poco a poco. Las magdalenas abiertas, dándoles el aire, cogiendo resfriados mohosos. El peluche abandonado a su suerte y los peluches amontonados dándose un
merecido descanso. Como los juguetes. Los platos en el fregadero sin grifo. Las fotos con el filtro inadecuado y mal enfocadas. La vida de los días que se nos escapan de las manos.